Tened a mano un cubo y procurad comer bien antes de continuar
leyendo esto porque la detallada descripción del fenómeno primaveral que haré a
continuación puede dejaros sin apetito de ahora a un mes.
Hace unas semanas nos escribieron pidiendo que cocinásemos unos
caracoles y la reacción de todas fue la misma que la de cualquier persona del
mundo al entrar en su casa y oler una coliflor.
Pensamos que los caracoles iban a encajar mejor en otra
categoría del blog, por supuesto, la de comida que no debería existir. Pero como
no se puede hablar sin saber ni criticar sin conocer, he tenido que probar los
caracoles, y me alegra decir que la experiencia ha sido irrepetible. Porque no
la pienso repetir, vaya.