domingo, 18 de mayo de 2014

COLIFLOR

Seguramente nada más leer el título de la entrada os habrá llegado el olor a la mente. Si, ese olor que cuando la compras, inocente, piensas que nunca llegará porque es hasta bonita, pero que de forma mágica nada más empezar a cocerse empieza a envolver tu casa cual bomba fétida.
la coliflagüer pestosa
Mi madre a duras penas conseguía que nos la comiésemos embadurnadas en mayonesa o gratinadas con queso, incluso hechas tortilla. Pero si no recuerdo mal, lo que peor llevaba era la textura pastosa se termina teniendo. Con los años y supongo que después de tantos enfados y peleas nocturnas, la pobre se rindió y debo decir que gracias a eso, la coliflor nos visita bastante poco en casa. 

Pero bueno, por lo que se ve, la susodicha es sanísima. Está compuesta de agua en su mayoría y por esa razón apenas tiene calorías. Además es rica en vitamina C y fibra, y ojo, que los compuestos que desprenden ese asqueroso olor… tienen una acción preventiva en la aparición de tumores.

Quizás sea una de las razones por la cual dentro de unos años igual le doy otra oportunidad…Ojalá aquel capaz de quitarle la cafeína al café, el azúcar a los zumos y la grasa al jamón york consiga quitarle el olor a la coliflor y darnos una alegría. Si llega ese día pronto, prometo dedicarle una receta, aunque tenga que camuflarla tanto que apenas se aprecie. Mientras tanto, puede quedarse en el estante del súper esperando a algún atrevido sin nariz








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