viernes, 9 de mayo de 2014

ALUBIAS

¡¡¡¡POR QUÉ!!!! Este podría ser el final del post, pero no, aun queda mucho que criticar.

Está comprobado que no hay en este mundo una comida más estomagante que un potaje de alubias, y no lo digo yo, lo dicen 5 de cada 3 personas con buen criterio (así, a ojo).

La alubia es la legumbre de los mil nombres: judía blanca, habichuela, frijol, friajón, chícharo o incluso phaseolus vulgaris para los más intelectuales. Yo tengo la teoría de que tiene tantos nombres porque las madres (esos seres que tanto miran por nuestra dieta y que a veces tan poco lo hacen por nuestras papilas gustativas), en un intento por hacer que sus hijos la comieran, le cambiaban el nombre para ver si colaba.

Hablando desde la experiencia de una sufridora de la ley del "si no te lo comes ahora lo meriendas, y si no, lo cenas", puedo confirmar que en el infierno no hay lava sino alubias frías, que son más vomitivas aun.

Estamos hablando de un plato con patrocinador oficial: Almax. Además, no solo le falla un sabor simple y suave (sin contar con el tradicional pedazo chorizo que preside a esta comida) sino también la textura, que es pastosa tanto en la propia alubia como en el caldo que la rodea.

Intentando despedir esta entrada he estado pensado en un símil que resumiese la esencia del plato, pero como solo se me ha ocurrido sopa de moco con picatostes, mejor solo digo que las alubias no deberían existir.

Imagen de un plato de alubias con patata y chorizo que podría erradicar el hambre en el mundo, pero no la contaminación atmosférica.

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