domingo, 4 de mayo de 2014

PESCADO

Aprovechando que aún estamos en la cuenta atrás y que muchos de los sevillanos estarán sacando partido al último día homologado para coger color y lucir mejor los trajes en feria, he dejar constancia en la Cazueli de mi total desaprobación al alimento que da nombre al primer día de la Feria de Abril: "el pescaito".

A pesar de haber nacido en una ciudad históricamente dedicada a la pesca (y digo históricamente porque hoy en Huelva no hay quien toque la ría), es de conocimiento público que, personalmente, odio el pescado. Pensadlo bien... Si esos bichos están en el agua es por algo, si se pudiese disfrutar de ellos comiendo estarían en la tierra tal y como el resto de animales comestibles (véanse los caniches o los orangutanes albinos).


No, en serio. El pescado es un ser desagradable que no da ningún tipo de facilidad a la hora de engullir y que fue diseñado para molestar gastronómicamente.

Imagen de un salmonete que mira a cámara amenazante.

Empezando por el detalle de los 2 segundos de memoria (que a mi juicio creo que es concederles demasiada lucidez), el que los peces estén cubiertos de escamas ya es una pista de las trampas que en su evolución crearon para boicotear el paladar humano. Además, por si no fuera poco trabajo limpiar bien al animal por fuera, todavía hay que tener cuidado por dentro porque el bicho tuvo el fino gesto de desarrollar espinas.

Dejando a un lado el poco glamour que da sacarse de la boca los cachitos incomestibles del pescado, el sabor y la textura tampoco es que sean dignos de celebrar. ¡Échale mayonesa que sosería ya lleva!

Y después de esta difamación que estoy segura de que no compartirá conmigo ni el 15% de la población, solo me queda desear a los sevillanos de nacimiento y de adopción una feliz feria y un feliz rebujito. A los demás, solo espero que la suerte os acompañe el día que os pongan pescado en una comida formal.

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